EDITORIAL

Oídos sordos del Sr. Alcalde ante la oposición vecinal contra los parquímetros

 

Valdemoro,16 de diciembre de 2012

El jueves 13 de diciembre entró finalmente en vigor el Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) en Valdemoro. El gobierno del Sr. Boza desoye así el sentir de las vecinas y vecinos del municipio que, en respuesta proporcional al impopular e innecesario carácter de la medida, han venido expresando vigorosamente su rechazo de la misma. Pese a esta enérgica oposición, ni la presentación de medio millar de alegaciones ni la reunión de 9.500 firmas han bastado para modificar un ápice la voluntad del señor Boza y sus adláteres de imponer esta mal llamada tasa. 

 

 

Semejante muestra de soberbia no debería sorprender ya a casi nadie pues el desprecio a la ciudadanía -y a las más elementales normas de funcionamiento democrático- parece formar parte fundamental del ADN de los gobernantes locales. La imposición de parquímetros en Valdemoro constituye una genuina demostración de autoritarismo y un recurso manifiestamente deshonesto de encubrir la incomparable incompetencia de unos gestores despilfarradores e irresponsables. 

Se insiste, por otra parte, desde el Ayuntamiento en la necesidad de enmarcar la medida en el más amplio contexto del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), aprobado en noviembre de 2010. En enero de ese año Espartal- Ecologistas en Acción presentó sugerencias al avance del citado Plan y vivió en propia carne la habitual indiferencia institucional, al no darse por buena ninguna de éstas.  Con todo, lo realmente grave es que el plan proponía una progresiva implantación de los parquímetros por fases con arreglo a una zonificación limitada, en un principio, a ciertas zonas del centro urbano. Lejos de ello, el incumplimiento del PMUS resulta clamoroso en la práctica ya que se imponen de un plumazo y se redimensiona al alza el mapa de parquímetros. La participación pública una vez más en entredicho. 

Cabría preguntarle al Sr. Boza Lechuga desde qué postulados es posible conciliar una “apuesta” por la movilidad sostenible con su protagonismo en el todavía reciente recorte de cerca del 30% en el servicio local de transporte público, verdadera columna vertebral de toda política de movilidad que en rigor merezca ser calificada de sostenible. 

Los problemas ambientales del transporte vienen determinados, en gran parte, por su dependencia casi total del petróleo y por su baja eficiencia energética. Las alternativas para reducir sus nocivos efectos ambientales pasan por disminuir la demanda del transporte motorizado y fomentar modos de transporte menos contaminantes como el transporte público. Justo lo contrario de lo que están haciendo el Alcalde y su Concejal de Urbanismo, Medio Ambiente y Transporte. 

La privatización de suelo público de todos los valdemoreños/as a favor de una multinacional como SACYR, además de simbolizar un consabido precepto más del funesto catecismo neoliberal, representa un intolerable desafío a la ciudadanía en el escenario de su intencionado y progresivo deterioro socioeconómico. 

Por tanto, en las actuales circunstancias resulta inevitable evocar el inspirador aforismo: “Cuando la injusticia es ley, la desobediencia es deber”.