Una peligrosa laguna de aceite e hidrocarburos subsiste en pleno Parque del Sureste con el consentimiento de la Comunidad de Madrid

 

Madrid,28 de marzo de 2011 

Situada en Arganda del Rey la laguna de Ulibarri representa un evidente peligro para la salud pública además de una trampa mortal para gran número de aves protegidas por la ley 

Esta laguna se localiza en el término municipal de Arganda del Rey dentro de una parcela de 6,4 hectáreas que desde 1989 acogió las actividades de la empresa Ulibarri-Piqsa, una sociedad hoy desaparecida. 

Durante varios años esta empresa realizó el vertido directo de aceites e hidrocarburos altamente tóxicos en el entorno de una antigua gravera. El resultado en la actualidad es un dantesco espectáculo de contaminación y muerte en esta laguna cuya superficie apenas supera la hectárea.

La valla perimetral que rodea toda la explotación probablemente sirvió para ocultar el desastre ambiental largamente gestado por estas empresas dedicadas a la fabricación de grasas, aceites industriales, sulfatos de petróleo, vaselinas y aditivos, entre otros perniciosos productos.

 Su ubicación en pleno Parque Regional del Sureste, y en el entorno de un complejo de interesantes graveras (laguna de Las Madres y de La Esperilla), amplifica los efectos negativos de este auténtico atentado ecológico cuya persistencia en el tiempo juzgan absolutamente intolerable las organizaciones denunciantes. 

A tenor de la enorme toxicidad de estos efluentes vertidos al medio ambiente todo parece indicar que éstos hayan afectado de forma severa a la capa freática, contaminando a su vez los acuíferos colindantes. 

La Comunidad de Madrid adquirió la laguna por un importe de 50.000 euros. Poco después de la aprobación del Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Regional anunció en el mes de marzo de 2009 la limpieza, restauración y descontaminación de la denominada Laguna de los Aceites. Para ello, se dio un plazo de 2 años. 

La realidad por desgracia es muy distinta a los propósitos confesados en su momento por los responsables de la Consejería de Medio Ambiente. La Administración regional no ha hecho nada más allá de atribuir al lugar el coloquial calificativo de “laguna Chernobil” -afirman los ecologistas- y lamentablemente ésta continúa tragándose cormoranes, garzas, ánades e, incluso, rapaces nocturnas. Muchas de estas aves, estimuladas desde el aire por el reflejo de la supuesta lámina de agua, terminan sus días incapaces de escapar una vez inutilizado su plumaje por la acción del chapapote. La enorme toxicidad de estos compuestos ocasiona en poco tiempo graves daños a sus mucosas y epitelios.  

La siniestra historia de este paraje no excluye episodios luctuosos como el del hallazgo hace unos años de una persona cuyo cadáver hubo de ser rescatado por la Guardia Civil desde una profundidad de 20 metros. 

Estos hechos prueban, una vez más, la inaceptable socialización tanto de riesgos como de daños públicos y ambientales frente a la apropiación privada de los beneficios económicos que invariablemente practican ciertas empresas y que la Administración consiente. 

En este sentido los ecologistas confían en que se consiga poner fin a este tipo de actividades delictivas y que la Ley de Responsabilidad Ambiental (Ley 26/2007, de 23 de octubre), a pesar de evidentes limitaciones en su articulado, sirva a este propósito de manera efectiva. 

Las organizaciones denunciantes lamentan que el maltratado Parque Regional del Sureste ni tan siquiera logre beneficiarse parcialmente de la frenética coyuntura de inauguraciones que domina a los responsables autonómicos en estas fechas preelectorales y, por último, exigen a la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio que aborde sin más dilación la rehabilitación de la laguna. 

   

Fotografías de aves “petroleadas” y muertas en la laguna de Ulibarri tomadas el 26/03/2011.