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Paisaje, identidad de un pueblo,paisajes esteparios

 

Valdemoro, mayo de 2008

Las característica geológicas y topográficas que concurren en este territorio, junto a pequeñas extensiones de pinar, los olivares que aún no han sido eliminados y los campos de cultivo en secano, le confieren un aspecto muy diferente de la llanura ondulada predominante de los pueblos de alrededor. Precisamente los cantiles y cuestas yesíferas de El Espartal constituyen uno de los paisajes más singulares de Valdemoro, en general, y del Parque Regional del Sureste, en particular.

El Espartal y el arroyo de la Cañadavisto desde Valderremata

Desde algunos puntos de nuestra ciudad, que sirve como excelentes puntos de observación, se puede descubrir la belleza de nuestro entorno al contemplar sus numerosos cerros, como las Viñas, Espartinas y La Viña Flores, al sur, o los emblemáticos cerros del Telégrafo, El Portillo y de la Piedra, al noreste, estos últimos, con sus diferentes matices de colores y contrastes, se verán profundamente afectados por los proyectos urbanísticos planificados.

Las estepas son ecosistemas que se desarrollan en lugares llanos o suavemente ondulados, con precipitaciones escasas e irregulares y temperaturas extremas. En estas condiciones se desarrolla una vegetación herbácea y leñosa de pequeños portes, sin árboles , sosteniendo una fauna muy característica, entre la que destacan las aves y los invertebrados.

Como en todo ecosistema abierto, la biodiversidad y la productividad de las estepas son asombrosas, en ellas habitan multitud de especies de aves esteparias, alcanzando altos índices de población. Además, son muchas las especies que dependen a nivel europeo de la salud de las poblaciones ibéricas. Este es el caso del la avutarda (Otis tarda), el sisón (Tetrax tetrax) o el cernícalo primilla (Falco naumanni), por no hablar de aquellas que únicamente presentan poblaciones europeas en nuestra península, como son la ganga ortega (Pterocles orientalis), la alondra ricotí (Chersophilus duponti), la terrera marismeña (Calandrella rufescens) o el camachuelo trompetero (Bucanetes githagineus zedlitzi)"). La distribución de las especies depende principalmente del grado de conservación y tipo de cobertura vegetal, así como del grado de aridez.

En las estepas viven algunas plantas que comparten un pasado común con especies de otras zonas semiáridas lejanas . Muchos parajes esteparios ibéricos recuerdan enclaves asiáticos o norteafricanos. Otras especies de origen mediterráneo y europeo, que llegaron durante los episodios secos del Terciario y el Cuaternario, han evolucionado gracias al aislamiento geográfico impuesto por el relieve montañoso de la Península Ibérica dando lugar a numerosos endemismos botánicos.

También el hombre ha destinado, de forma tradicional, estas tierras para el cultivo de secano con mosaicos de cultivo de olivos y almendros, pastos y otras formaciones arbustivas con monocultivos de Pinos Carrasco(Pinos halepensis) bien adaptados a las condiciones ambientales , haciéndolo sostenible con la rica fauna que alberga.

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