NOTA DE PRENSA

Nueva agresión ambiental en el valle del arroyo de la Cañada

 

Valdemoro,1 de junio de 2007

Ecologistas en acción de Valdemoro y El Colectivo Vecinal por la protección del Espartal, queremos denunciar una nueva agresión contra el medio ambiente en el municipio de Valdemoro, esta vez en el valle del arroyo de La Cañada, paraje colindante con la finca de El Espartal y que forma parte indisoluble del Parque Bolitas del Airón.

La agresión cometida por el canal de Isabel II, se basa en la colocación de una tubería de agua de grandes dimensiones a través del valle, paralelo al arroyo de La Cañada.Un paso más en la idea del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid de seguir adelante con el proyecto de urbanización de El Espartal, y de paso, degradar los parajes limítrofes.

Se da la circunstancia que en el año 2.004, el ayuntamiento de Valdemoro, a raíz de la revisión del Plan General, encarga a la Universidad Autónoma de Madrid la elaboración de un estudio de Incidencia Ambiental que determina sin ningún género de dudas, que el valle de arroyo de La Cañada ( y leemos textualmente), “ es sin duda alguna, uno de los espacios naturales más valiosos de toda la Comunidad de Madrid, lamentablemente cada vez más deteriorado. Alberga las mejores y más extensas representaciones de Eleagnus angustifolia y Elymus curvifolius de la Comunidad de Madrid, así como un buen número de comunidades halófilas, más o menos higrófilas, de especial interés por lo reducido de su distribución en la región”.

Es paradójico que en el vecino municipio de Pinto, no haya calado en el electorado los faraónicos proyectos (Ciudad del Motor), que pretendía llevar adelante el Gobierno municipal socialista, y se haya dado un vuelco electoral sin precedentes, apostando claramente por un modelo de desarrollo urbano sostenible y respetuoso con el medio ambiente, sin embargo en Valdemoro se haya apostado mayoritariamente por la continuidad de un modelo agresor con el medio natural, apoyándose única y exclusivamente por un urbanismo descontrolado, que ignora los valores únicos de nuestros sufridos campos y parajes. Las comparaciones son odiosas, pero en este caso, Pinto ha dado un ejemplo de sensatez ciudadana frente a la especulación inmobiliaria.

Mientras tanto, en el valle del arroyo de La Cañada, la agresión ambiental continua y el trasiego de excavadoras y vehículos sin control dañan, quizás de forma irreversible, una de las joyas de la corona del medio ambiente madrileño, que languidece poco a poco por la insensatez y la osadía de aquellos que dicen gobernar por el interés de los ciudadanos pero de espaldas a la ciudadanía.