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EDITORIAL

Vertederos de vergüenza

 

Valdemoro.24 de febrero de 2015

Hace poco más de diez días denunciábamos la existencia de dos formidables vertederos ilegales de residuos inertes en Valdemoro. Para hacerse una idea precisa de la magnitud del problema ambiental que representan estas dos gigantescas escombreras, una de ellas compartida con el vecino Ciempozuelos, solo cabe la observación directa sobre el terreno.

Cientos de toneladas de escombros y desechos de todo tipo se esparcen sin control ni límites, a expensas de parcelas de uso agrario. En este terrible totum revolutum se cuentan peligrosos fragmentos de fibrocemento, una problemática que ha sido centro de nuestras preocupaciones durante todo el pasado año. Esta misma semana, en una visita más meticulosa el vertedero anexo al polígono industrial Los Huertecillos, hemos descubierto más acumulaciones de antiguas y deterioradas placas de este material.

Tras nuestra denuncia -hemos de informar- ninguna medida precautoria ha sido adoptada. Por el contrario venimos de comprobar que los vertidos se siguen produciendo, como atestigua el abandono muy reciente de gruesos tubos de fibrocemento junto a uno de los accesos.

Nos hallamos, sin duda alguna, ante los mayores vertidos de residuos de construcción y demolición (RCD) detectados hasta la fecha en nuestra localidad. Sus extensiones superan con creces las dimensiones del vertedero de RCD del polígono industrial Valmor, denunciado por nuestra asociación en 2012, que ostentaba hasta el momento este dudoso honor.

Habría que preguntarse cómo es posible que semejantes puntos negros hayan crecido durante todo este tiempo sin conocimiento de las autoridades. Y es que debemos pensar que estas han sido de todo punto ignorantes de la situación ya que lo contrario –que fueran conscientes y prefirieran mirar para otro lado- supondría barajar una hipótesis francamente delicada.

David Conde y Manuel Salguero han alternado el cargo de concejal de medio ambiente en los últimos 4 años (hasta en 4 remodelaciones del equipo de gobierno). Este cambalache resulta en sí mismo un indicador bastante fiel del interés que el medio ambiente despierta en unos “responsables” que más bien parecen andar entregados a un burlesco e incesante intercambio de cromos.

Su balance no puede ser más desalentador: un municipio cada vez más descuidado, más contaminado y crecientemente insostenible. No podía ser de otra manera porque sus prioridades -las del gobierno municipal- han sido otras bien distintas, como por desgracia los acontecimientos han desvelado de forma escabrosa en los últimos meses. A nadie escapa que la prioridad del actual alcalde hoy no es otra que la de posar ante los medios al objeto de magnificar su improbable gestión, en una particular y atropellada carrera contra el reloj.

Mientras ello acontece, la ya clásica falta de vigilancia de nuestro entorno está propiciando en paralelo una bochornosa situación. Es tal la incompetencia que ni tan siquiera son capaces de salvaguardar nuestros límites municipales de su invasión por escombros y basuras procedentes de una localidad vecina.